¿Manchas en la piel?

Si al mirarte al espejo has encontrado una pequeña mancha marrón que antes del verano no estaba ahí, es el momento de actuar. Lo primero es identificar qué clase de mancha es. En este sentido, vamos a diferenciar tres principales tipos de manchas: lentigo, melasma y melanoma.

El lentigo es una mancha plana, redondeada y de bordes regulares que puede aparecer aislada o en grupo. Surge en zonas que suelen estar expuestas al sol como la cara, el cuello, el escote o los brazos y es especialmente frecuente a partir de los 60 años.

El melasma, en cambio, se da a partir de los 20 años, principalmente entre las mujeres. Está relacionado con el embarazo y con la toma de anticonceptivos y se hace más visible con la exposición solar. Consiste en manchas irregulares de un tono marrón más o menos intenso. Aparece en la cara, sobre todo, en la frente, los pómulos y el labio superior, pero también puede surgir en otras zonas como el cuello o los brazos.

El melanoma es una mancha de distintos tonos que van del marrón claro al negro con bordes irregulares y mal definidos. Puede surgir sobre un lunar previo o aparecer de nuevo. Ante la sospecha de un posible melanoma, hay que acudir al médico cuanto antes pues se trata de un grave riesgo para la salud.

El lentigo y el melasma, sin embargo, no suponen un peligro. Son un problema estético que se puede combatir de manera eficaz con tratamientos cosméticos. El primer paso es exfoliar la piel para eliminar su capa más superficial. De esta manera, hacemos que se regenere con el objetivo de eliminar las manchas. Para ello podemos utilizar cada noche una crema con alfahidroxiácidos. Nosotros recomendamos la de la marca D’Bullón, que combina la acción exfoliante suave de cinco alfahidroxiácidos de origen natural: glicólico, láctico, málico, tartárico y cítrico. Completamos el tratamiento con el sérum despigmentante de esta misma firma, cuyo uso continuado hace que las manchas vayan perdiendo intensidad.

Asimismo, para prevenir la aparición de nuevas manchas y evitar que las que tenemos empeoren, es imprescindible utilizar a diario una crema con un factor de protección solar alto (SPF30 o 50) durante todo el año, no sólo en verano.